"Bald", The Darkness

The Darkness ha sido una de las pocas bandas de los últimos años capaces mantener de forma asombrosa el espíritu rockero de los años 80. Sin embargo también ha tenido una de las trayectorias más cortas que conozco: tan solo 3 años. La culpable de todo fueron, como en muchos casos, las drogas. Tras haber publicado dos discos y haber realizado dos giras mundiales, el vocalista y guitarrista Justin Hawkins declaraba arrepentido cosas como:

"Estaba consumiendo hasta cinco gramos de cocaína al día, lo que me costaba unas 1000 libras (unos 1500€) a la semana, a veces incluso más. Solía estar despierto hasta cuatro días seguidos con coca y alcohol. Afectó a cada una de mis decisiones. Todo era decidido en función a la cocaína que debía tomarme en algún momento. Incluso pedía que fuéramos los primeros en una entrega de premios para poder seguir con mi alcoholización y mi drogadicción."

Con estas sobrecogedoras declaraciones Justin Hawkins informaba de su decisión de abandonar la banda. Afirmaba:

"Hay gente que puede estar en bandas y mantenerse limpio, pero yo no soy uno de ellos."

Actualmente se encuentra en un centro de desintoxicación y sus únicos planes son disfrutar de una vida tranquila con su novia, escribir música para películas y comenzar algún día un proyecto en solitario.

Ahora quizás podáis imaginaros por qué esta vez son dos carátulas las que encabezan esta entrada. Según Justin este disco era autobiográfico, una forma de expresar adónde le estaban llevando las drogas. Sin embargo nos encontramos con dos versiones de la carátula: una con el título "One Way Ticket to Hell" y otra con el mismo acabado en "... And Back". Se hace interesante meditar acerca de lo que se le debía pasar por la cabeza en ese momento. Quizás cambió el título del disco en el momento en que decidió dejar las drogas y rehabilitarse. Quizás ese cambio fue el principio de su renacer como persona. Y quizás fue también el principio del fin de los grandísimos The Darkness.